Hace dos fines de semana tuve curso de Danza en Beire, iba con miedo, miedo a encontrarme con la gente, sobre todo miedo a venirme abajo, y no ser capaz de dar la cara, no bailaba desde el día uno de octubre, (miento, en mi casa si, fuera de ella no). Así, que decidí afrontar mis miedos de la vuelta al baile con mis danzas favoritas, las de PONTOS, como ya he señalado en más de una ocasión....
El fin de semana empezó el viernes, no bailábamos pero llegaban Déspina y Xristos, y camino hacia la cena, dubitativa, se me derramaban las lágrimas por los ojos, quería ir, pero tenía miedo de lo señalado anteriormente, miedo a que cuando me abrazaran o me saludaran me derrumbara, sin embargo, al llegar a la puerta del bar Otano, me sequé las lágrimas y entré poniendo la mejor de mis sonrisas, allá estaban todos/as... estaba nerviosa, pero todo fluyó con cordialidad, besos y abrazos a Déspina, y un abrazo fuerte a Xristos, gracias, me diste fuerza... si con esa energía que te caracteriza... me diste fuerza con tu mirada... si, gracias de nuevo... ahí ya todo cogío normalidad... el viernes terminó bien...
El sábado venía otra prueba, la de bailar, la de enfrentarme a un grupo de 50 personas, de las cuales algunas sabían por lo que he pasado y otras no... yo no sabía como iba a responder mi cuerpo al baile,... quería concentrarme en el baile y poco más... me costaba ver a tanta gente...
Sin embargo, poco a poco, Xristos nos fue adentrando en el baile, dipat, tripat, tik.... si me salían, estaba contenta podía bailar, pero algo me impedía conectar con mi más profundo ser y disfrutar del baile, notaba algo extraño que no sabría describir, algo me lo impedía; pero eso fue sólo durante la primera parte; en la segunda, cerré los ojos ante los bailes que me sabía y me dejé llevar, así conseguí una vez más conectar con la energía que caracteriza a los bailes de Pontos, unas danzas que salen desde la tierra, desde el corazón, desde las entrañas, y salen hacia fuera, con fuerza y suavidad, con elegancia, con pasión, o por lo menos así es como las vivo yo.... me gustán, me apasionan...
Otra vez había vuelto a sentir lo más importante, mi cuerpo, mi ser, el estar y conectar con el poder del cuerpo, con la sanación y la satisfacción...
Quiero dar las gracias a Déspina Matsaridou y a Xristos Sidiropoulos, por todo, y en especial por bailar el Sampsom conmigo, es una danza que me transporta a otro lado, bueno ,como la mayoría de las de Pontos, pero me da algo especial, me da energía positiva a tiempo que saco fuera de mi la que no me conviene,.... eso fue a la noche y ahí fue cuando terminé de conectar y disfrutar plenamente de todo, gracias a los dos de corazón....
Desde aquí quiero mandar un beso y un agradecimiento a Maria de Asturias por los regalos que me hiciste, este Sampsom es para tí, mi regalo para que te de la energía que a mi me dió, un beso muy fuerte.